desafíos de las mujeres

Los desafíos de las mujeres en el acceso a la salud

El 28 de mayo se conmemora el Día Internacional de Acción por la salud de la Mujer, esta es una fecha clave, ya que tiene el objetivo de visibilizar los desafíos de las mujeres en el acceso a la salud. Este día fue impulsado en 1987 por un grupo de activistas que propuso institucionalizar esta fecha con el fin de reflexionar sobre las causas que afectan a la salud de las mujeres y niñas, así como las desigualdades de género en el ámbito sanitario. 1

No solo pone de manifiesto las dificultades de acceso a servicios de salud, sino también la exclusión de las mujeres en la investigación científica y en la práctica clínica. Es importante tomar conciencia de que la atención y cuidado de la salud de las mujeres es una acción permanente que trasciende, inclusive, al ámbito de los derechos humanos.

Falta de visibilidad de las mujeres en enfermedades neurodegenerativas: el caso del Parkinson

Un claro ejemplo de esta desigualdad se encuentra en el estudio y tratamiento de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson, que tradicionalmente ha sido vista a través de una lente masculina, tanto en estudios científicos como en enfoques médicos. Sin embargo, la enfermedad afecta tanto a hombres como a mujeres, y, a lo largo de la historia, la salud de las mujeres ha sido invisibilizada o tratada de forma secundaria.

James Parkinson fue el primero en describir la enfermedad en 1817, basándose en un estudio observacional de seis hombres, pudo identificar los síntomas, entre los que incluyó el temblor de reposo, la festinación y los cambios posturales, pero no hizo distinción alguna sobre como afectaba la enfermedad a hombres y mujeres. 2 Este sesgo afianzó las bases de una investigación que, durante siglos, ha dejado fuera del foco a la mitad de la población.

Nuevos estudios y brechas persistentes

Recientemente se ha comenzado a visibilizar esta brecha. En 2023, la Sociedad Española de Neurología publicó el primer estudio en España que analiza específicamente las diferencias por sexo en la enfermedad de Parkinson. Aunque se reconoce que la prevalencia clínica de la enfermedad del Parkinson es superior en hombres, no implica que no se deba tomar conciencia sobre la importancia de investigar la enfermedad en las mujeres. De hecho, la incidencia superior en hombres ha llevado a que la investigación y el desarrollo de tratamientos se enfoque en la población masculina, sin tener en cuenta las particularidades de la enfermedad en las mujeres, así pues, entre ellas, la sintomatología como la depresión, los dolores y la fatiga es más intensa que en ellos, también relatan que ven su capacidad funcional más afectada, en comparación con el sexo masculino. Este evidente sesgo genera una brecha en cuanto a la comprensión de la enfermedad y en el diseño de las intervenciones terapéuticas.3, 4

Los síntomas no motores, que suelen ser más frecuentes en mujeres, a menudo no se asocian directamente con la enfermedad de Parkinson, lo que implica un retraso en el diagnóstico. Esto no solo impacta de forma negativa a la calidad de vida de las pacientes, sino que limita las posibilidades de una intervención temprana. En muchos casos el diagnóstico en mujeres puede retrasarse meses e incluso años más que en hombres, debido a que los síntomas visibles, como el temblor o la rigidez, no siempre se presentan de forma evidente.

Según un estudio publicado por la revista gender medicine, el tiempo transcurrido desde el inicio de los síntomas hasta la consulta con un especialista en trastornos del movimiento fue un 61% mayor en mujeres que en hombres.5 Este hecho refuerza la necesidad de adaptar los criterios en el diagnóstico y mejorar la formación de los profesionales de salud en cuanto a las diferencias de género en la manifestación de la enfermedad.

Además, otro estudio de la revista The Journals of Gerontology ha puesto en evidencia que las mujeres se sienten más afectadas emocional y socialmente por el impacto de la enfermedad en sus relaciones personales y en sus roles dentro del hogar. Muchas mujeres relatan que sienten frustración por no poder realizar tareas cotidianas como preparar comidas familiares, otras expresan que el hecho de que sus parejas deban realizar “sus responsabilidades” les ha aumentado malestar, contribuyendo a su estado depresivo. 6 Este aspecto, que no se tiene en cuenta en la atención médica, pone en evidencia como los roles de género influyen en la percepción de la enfermedad y, por lo tanto, deben considerarse en el diseño del plan terapéutico.

Hacia una atención con perspectiva de género

En este sentido, es fundamental que los especialistas de salud reciban formación especifica con perspectiva de género, para poder identificar síntomas y adaptar intervenciones de forma personalizada.

Abordar la enfermedad de Parkinson desde una mirada integral debe ser una prioridad en la agenda de salud pública. Incorporar la perspectiva de género no solo favorece un diagnóstico temprano, sino que permite que las mujeres se sientan reconocidas y acompañadas en el proceso.

Hablar de la salud de las mujeres es hablar de justicia social, de equidad y del derecho a vivir una vida plena y libre. El día 28 de mayo no debe ser simbólico, sino un llamamiento a la acción para transformar políticas públicas y fomentar investigaciones científicas con perspectiva de género, de manera que ninguna mujer quede excluida de una atención sanitaria universal y de calidad.

Referencias bibliográficas:

  1. Ruiz, M. D. L. G. DÍA INTERNACIONAL DE ACCIÓN POR LA SALUD DE LAS MUJERES. El Búho Gaceta Electrónica de la Facultad de Derecho UNAM1(71).
  2. García Ruiz, P. J. (2004). Prehistoria de la enfermedad de Parkinson. Neurología (Barc., Ed. impr.), 735-737.
  3. Libro blanco del parkinson, una actualización de enfoque con derechos.
  4. Albarnez-Peralta, L. (2025). Enfermedad de Parkinson y Género: Hacia un Tratamiento más Equitativo. Physiotherapy Interventions1.
  5. Saunders-Pullman, R., Wang, C., Stanley, K., & Bressman, S. B. (2011). Diagnosis and referral delay in women with Parkinson’s disease. Gender medicine8(3), 209–217. https://doi.org/10.1016/j.genm.2011.05.002
  6. Samantha Solimeo, Sexo y género en la experiencia de la enfermedad de Parkinson en adultos mayores, The Journals of Gerontology: Serie B, Volumen 63, Número 1, enero de 2008, páginas S42–S48, https://doi.org/10.1093/geronb/63.1.S42

 

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